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Colombia: Mujeres en prostitución y su situación durante la pandemia

Actualizado: 24 sept 2020

Haciendo camino durante la pandemia


Con la crisis del coronavirus Bogotá inicia aislamiento voluntario desde las cero horas del 20 de marzo de 2020 hasta el 24 de marzo en que entra el país entero al aislamiento preventivo obligatorio o distanciamiento físico y social que ha originado cambios sociales, políticos, culturales, económicos y de usos y costumbres para prevenir y enfrentar la enfermedad.


Con la paralización de la economía, escasea el trabajo y el efectivo para cubrir las necesidades básicas, situación que afecta a las familias vulnerables entre las cuales se encuentran las mujeres que perciben ingresos de la prostitución o bien las que, habiendo salido de ella, tienen trabajos temporales, ambulantes o informales que se cerraron con el aislamiento.


La cuarentena ha puesto al descubierto que la desigualdad estructural denunciada en los paros cívicos del pasado año es mucho más grave e hizo visible la feminización de la pobreza. Las mujeres prostituidas no perciben ingresos, de los que dependen hijos, padres y hermanos, las ayudas del Estado no llegan a sus manos porque normalmente no están inscritas en las listas oficiales de personas vulnerables, sino como ciudadanas que realizan actividades sexuales pagadas, un grupo en el que se integra una variedad de actividades que prácticamente invisibiliza a las mujeres en ejercicio de prostitución.


La cuarentena contra el coronavirus está haciendo cambiar la forma de ejercer la prostitución y algunas mujeres están ideando otros modos que disminuyan la posibilidad del contagio.


Las que siguen


Si bien es cierto que la prostitución callejera y en burdeles o casas de citas, hoteles, pensiones, pisos, residencias, reservados, hostales, estaderos, ha disminuido en parte, por la prohibición y el desalojo, no significa que ha desaparecido y se está adaptando a la nueva realidad de la cuarentena por el virus, incursionando en el cibersexo o bien, desconociendo todos los riesgos y volviendo a la actividad normal. Se ha observado:

- En los sectores donde se ejerce la prostitución, preocupa sobremanera ver mujeres adultas y aun niñas que deambulan por las calles ante la mirada cómplice de los agentes del Estado, sin observar las medidas sanitarias, hecho que no ha pasado desapercibido para el programa televisivo cómico “sábados felices”; no tienen otro tipo de ingreso, se encuentra en total desamparo y falta mucha solidaridad con ellas.

- Se tiene conocimiento que algunas mujeres han pasado fines de semana en fincas fuera de la ciudad. Con frecuencia los noticieros dan cuenta de operativos realizados en casa de prostitución que funcionan ilegalmente violando las normas de confinamiento, en casa de familia y fincas campesinas adaptadas para la prostitución.

- Otras contratan y las contratan a través de las “llamadas calientes”, telefónicas y digitales para el contacto o concertación de citas por medio de WhatsApp o teléfono para los llamados “Domicilios”.

- Trueque sexual: el prostituyente contacta para ofrecer permutas de bienes materiales, generalmente mercados a cambio de sexo o explotación sexual. Una forma es: llamar a la mujer para que “venga por un mercado y no pase necesidad” y antes de que la mujer reciba el mercado se lo tienen que pagar a través de su cuerpo.

- En algunas residencias las mujeres atienden en forma privada, la policía ha cerrado las que ha descubierto.

- Las plataformas digitales de citas promocionan las ofertas sexuales individuales e incluso sugieren formas para eludir a las autoridades.


De la calle a la prostitución virtual


Muy conocida en el país esta modalidad virtual porque ha avanzado al mismo ritmo de la expansión de la tecnología y las redes sociales. La pandemia está cambiando la forma de ejercer la prostitución, emigrando de la calle a las redes; pero los grupos que se atienden en Colombia son de mujeres muy vulnerables y muchas no tienen a su alcance los estudios webcam, se valen de: llamadas telefónicas eróticas o por medio del WhatsApp, mensajes de texto, videos cortos, imágenes, mensajes, diálogo y socialización de problemas; sexo virtual por internet y vídeo llamadas eróticas de media hora por medio del teléfono celular con prostituyentes ya conocidos.


Las Oblatas transitan los cruces de los caminos


Las Oblatas en Colombia siguen enfrentándose a la realidad de las mujeres desde los proyectos y como primera medida en todas las ciudades en donde estamos insertas se inicia con el reclamo de ayudas, vivienda y alimentación a los entes estatales para solucionar en parte sus necesidades.


Ha sido valioso el aporte de voluntarios, laicos y laicas, que ha colaborado en esta crisis sanitaria con fondos para cubrir las necesidades básicas de las mujeres atendidas en los Proyectos evitando que se expongan al contagio, ayuda que hemos visto reforzada con el aporte recibido de la Fundación Serra Schönthal, Padres Redentoristas, Banco de alimentos, Comité internacional de la Cruz Roja, Secretaría de desarrollo social de Bucaramanga, Red Tamar de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Colombia, Asociación para la solidaridad, Fundación ADRA, Entre dos tierras y personas particulares.


Se ha promovido entre las beneficiarias el cambio de actitud frente al asistencialismo para pensar en un trabajo según artes y oficios aprendidos en el programa o la implementación de pequeños emprendimientos, ideas creativas, pequeñas actividades comerciales que les permita salir de la situación de prostitución y a su vez con las ganancias lograr medianamente la manutención de su familia.


Finalmente se hace notar que las mujeres han expresado que esta ha sido la oportunidad de reflexión y salir de la prostitución; otras que nunca habían acudido a los proyectos están buscando a las Oblatas no sólo para obtener una ayuda económica sino a alguien con quien contar para ser escuchadas; por otra parte, se destaca que hay mucha solidaridad entre ellas y algunas comparten las ayudas recibidas con otras mujeres.




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